Un diagnóstico de depresión y de un no claro trastorno del comportamiento. Las vivencias privadas y clínicas de Samanta , como ella contara, nos dan la exacta dimensión de cuanto una etiqueta nosografíca, un internamiento más o menos contra su voluntad , hayan sido y sean de todas maneras una respuesta parcial a una vida y a un sufrimiento que solicitan más y diferente respeto a los protocolos y estándares clínicos de internamiento.
Quisiera empezar diciendo que yo soy Samanta,
Una joven como muchas, de 21 años, pero con una vivencia única y particular como la de cada ser humano.
De lo que últimamente se habla, llama mi atención la frase : “Antes moría y no sabía porque, ahora sé porque vivo”.
Quisiera detenerme en el primer punto “ moría y no sabia porque”
Tengo una enfermedad mental. Mis dificultades, mis sufrimientos, mis inseguridades nacen en mi infancia el nunca haberlas manifestado, por el miedo de ser juzgada, me han llevado elaborar a mi manera y de consecuencia ampliarlas hasta los 9 años. Luego un abuso, que hizo obviamente sufrir, volverme más insegura aun, llena de temores, un gran rechazo de mi misma y poca confianza con mi entorno. Siempre tuve un apego morboso hacia mis padres, porque ya a los 7 años me diagnosticaron una depresión a la que fui sometida a un tratamiento por algunos meses. A los 11 años se manifestaron todas mis dificultades con comportamientos equivocados y agresiones, hasta llegar a un intento de suicidio. Naturalmente, para contarlo hoy no lo logre aunque le fui muy cerca. Esto hizo entrar en mi vida jueces y un asistente social. Fui internada en un hospital psiquiátrico para menores, después del coma, donde, como primera cosa, me fueron recetado psicofármacos. No entendía cual fuera mi problema. Han pensado fuese mi familia, separándome de ella, sacándome de mi casa y separándome de mis amores: mis padres! Pero, obviamente, nadie me había preguntado si ellos eran el problema porque, de hecho, mi asistente social nunca lo había visto. En el desinterés total fui gentilmente llevada a un albergue con un diagnóstico de depresión y desorden del comportamiento y con nueva terapia. No logre integrarme, porque siempre anduve sola y no quería quedarme, porque para mí una relación, era sufrir. El periodo en el albergue duro muy poco porque comencé a escaparme e ir a casa de mis padres .Pero solo me capturaban y me regresaban, después de 5/6 veces fui enviada a una clínica cambiando mi diagnostico por borderline y bipolar aumentando el tratamiento farmacológico.Pelie, hasta hacerme botar. Me cambiaron de estructura aumentando a mi diagnóstico, además de lo ya mencionado, la de esquizofrenia, y aumentando los fármacos. Ahí empecé a autolesionarme. Fui internada en un SPDC, aumentándome los fármacos. Esto duró por años y fui tratada como un paquete postal, de un sitio a otro! Es claro que me daban dosis de caballo de la que me había vuelto adicta abusando de ella y volviéndola mi droga.
Era consiente que sobrevivía y no vivía por consecuencia moría....pero no entendía porque.
Quede embarazada a los 16 años y me quitaron la bebe llevándola a un albergue a mí a esta comunidad, donde habiendo ya pasado por varias, estaba convencida que no habría cambiado nada. Llegue aquí, segura que nadie creía en mí, debido que era ya un año que me habían asignado una invalidez mental con acompañamiento, segura que ni yo creía porque este último acontecimiento me quito toda esperanza. Sin embargo al primer contacto me hizo entender que ese pequeño gran hombre, Matteo, y los que lo rodeaban creían en mí, y a mí me daba pena porque en mi incredulidad sabía que habría decepcionado sus expectativas.
Después de algunos meses me sentía siempre mejor, más viva, más feliz, lo que parecía extraño, porque mientras tanto iban reduciendo la terapia farmacológica.
HOY: han pasado 40 meses y mi hija está conmigo la que tenía que ser dada en adopción.
Trabajo y para mí que entre a 17 años, sin ningún tipo de experiencia laboral , es un gran paso para la autonomía responsable hecha de toma de conciencia y no de expectativas , pero sobre todo hoy soy yo que busco en mis limites, de estar cerca a las demás, de ayudarlas, de dar esperanza que , así como yo, habían perdido. Hoy soy yo la que ayuda mí familia, sosteniendo a mi madre.
Con referencia al segundo punto: “......hoy se porque vivo”. Yo vivo de esto.
Cierto, en mis incoherencias en mis altos y bajos, pero siempre con esas ganas de hacer más y de estar siempre mejor, buscando ese equilibrio y esa estabilidad que lleva a enfrentar y aceptar los dolores y sufrimientos de la vida así como acepto la felicidad , pero partiendo del presupuesto que es lucha y fatiga seguir adelante.
Regresar atrás es más fácil, pero destructivo.
Estas son mis convicciones que me han hecho sentir más madre, más mujer, más criatura.....pobres y rica entre tantas criaturas. En este sendero de vida.